CHACARERA DEL CANTOR
de
Adalberto Mario Raúl
Arnedo Gallo
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Quién canta de madrugada
canta ya por no llorar,
yo canto de puro gusto,
por el gusto de cantar.
Por dicha nace el canto
y no es cuestión de confundir
la tristeza de la copla
que nos nace del sentir.
Cuando la gente no canta
y ni “mos” deja cantar,
me da ganas de emprestarles
el corazón de un zorzal.
Chacarera santiagueña,
chacarera de mi flor
y mi bombo sumameño
regalo de Luis Billaud.
II
Por la acequia el agua canta
y es alegre el bubujear,
así cantan las mujeres
pa’ dejarse enamorar.
Canta el sapo, canta el grillo,
el coyuyo y el crespín,
canta el agua, canta el río
por mis pagos de Mailín.
Quién mal ande en los amores
cante siempre sin penar,
que otra prenda ai’ venir sola
p’al martes de carnaval.
Chacarera santiagueña,
chacarera de mi flor
y mi bombo sumameño
recuerdo de Luis Billaud.
Chacarera del cantor
Letra y música de
Adalberto Mario Raúl
Arnedo Gallo
Nacido en Santiago del Estero el 15 de mayo de 1915, fue un músico intuitivo
y autodidacto. Tocaba el piano, guitarra y el bombo. Hijo de doña Herminia Gallo Levalle y del Dr. Rodolfo Arnedo, quien fue diputado
nacional por el radicalismo. En su provincia, Arnedo Gallo fue aprendiendo
naturalmente -escuchando a otros maestros, como don Manuel Gómez Carrillo,
Andrés Chazarreta, Adolfo Abalos y Sofanor Díaz, habiéndose relacionado con Atahualpa
Yupanqui, Eduardo Falú, Los Hermanos Ábalos, Félix Dardo Palorma, Eduardo
“Negrín” Andrade, Abel Figueroa. Estimo que sus composiciones más conocidas
son: las zambas Salavina
(le pertenece en música y letra) La
vuelta del santiagueño (con letra de Juan Carlos “Canqui” Chazarreta) y La Amanecida (con letra de Hamlet Lima Quintana); las
chacareras Ayayitay, Chacarera del
cantor, Chacarera i’pampa pozo, La yuya, Pelusitas de totora, La flor azul
con letra de Antonio Rodríguez Villar, Corazón
de quebracho. Cuando el diablo anda en el vino, Escondido de reza baile,
Tristezas santiagueñas, Zamba del Río Dulce.-
Es muy probable que la Chacarera del Cantor la haya compuesto
en homenaje o recuerdo de su amigo el Dr.
Luis Billaud, como lo sugiere su estribillo Chacarera,
chacarera, chacarera de mi flor y mi bombo sumameño recuerdo de Luis Billaud. Mario Arnedo se juntaba en largas y
recordadas veladas con los hermanos Julián “Cachilo” y
Benicio “Soco” Díaz en guitarra y bandoneón, el juez Luis Billaud en el bombo y
Sofanor Díaz, en guitarra. También menciona al Dr. Billaud en la chacarera “Ayayitay”: “Vino hay en las penas, sangre en
el color y una cruz de palo en el dolor. Ayayitay Luis Billaud.”. Es el
mismo personaje que aparece en una de las dos letras de la chacarera La Mocha: “El
doctor Billaud bailaba y al pelo la chacarera, despacito mudanceaba en medio la
polvareda”. Una letra es de Oscar Arturo Mazanti (Oscar Cacho Valle) y la otra
del Dr. José Antonio Faro Palumbo, sobrino de don A. Chazarreta.-
Con
su bombo
sumameño se está refiriendo al Pueblo de Sumamao - Departamento de
Silípica – donde se festeja a San Esteban (26 de diciembre) una de las
manifestaciones más populares de fe, y se caracteriza por una mezcla de rito
católico con pagano que fueron introducidas por los aborígenes, donde los
promesantes acuden a caballo y al ritmo de los bombos. Me comentó mi amigo e
investigador Alberto “Gringo” Bravo de
Zamora que el bombo de Billaut lo conserva la esposa de Arnedo Gallo, doña María Susana Insausti. Un dato más
que interesante: el Dr. Luis Billaud es autor de la zamba “Agüita chirle”.-
Arnedo Gallo vivió casi cuatro
décadas en Hurlingham, en 1947 llegó con su mujer, y su pequeño hijo Fernando.
La familia alquiló una casa sobre la calle Remedios de Escalada, a media cuadra
de la estación Hurlingham y al poco tiempo se mudaron a Santa María, una casa
quinta que estaba en Solís y Vergara y que ya fue demolida. Era muy grande y
tenía muchas habitaciones, medía 40 metros de frente y los fondos llegaban hasta
la calle Remedios de Escalada. Por ahí pasaron muchos músicos que gracias al
enorme espacio podían tocar hasta la hora que quisieran sin molestar a nadie.
Ensayaban y hacían guitarreadas a las que concurrían amigos y familiares.
Seguramente cantaban hasta la madrugada
y por el gusto de cantar, como dice la chacarera. Yo soy cantor y disculpen,
santiagueñito i' nacido, soy como el viejo quebracho, vivo mejor al descuido
(pelusitas de totora- chacarera)
Como todo provinciano, en especial
el santiagueño, la vida en la “Capi” fue siempre dura y difícil. Mario Arnedo
no fue la excepción: Cuando salí de Santiago todo el camino
pensaba, que solo con mi ponchito, y mis alpargatas sobraban. Llegando a Buenos
Aires, me di cuenta el equívoco, porque a veces no comía y al otro día tampoco.
Así barajao' el naipe, venía la cosa muy fea, pensando en
parar la olla, dentre a cantar chacareras. (la yuya- chacarera).Tuvo que vender el piano para poder
pagar el parto en el que nació su hijo Diego (hoy integrante de Divididos).
No cabe dudas que esa dureza que
marca el desarraigo quizás la podía en cierta forma sosegar con su “cantar” porqué como bien lo dice en la zamba “Tristeza
santiagueña” No es bueno hacerse mal juicio, de
quién arrastra un penar, tan sólo el alba comprende cuando un santiagueño se
pone a cantar.-
La
estrofa que dice Cuando la gente no canta y no nos deja cantar me da ganas de prestarles
un corazón de zorzal es de una formidable exactitud para quienes hemos tenido la oportunidad de
compartir guitarreadas o reuniones –especialmente de amigos- donde no falta uno
o varios comensales que ni siquiera vale la pena prestarles un corazón de
zorzal.
Para
Mario Arnedo todo canta…Canta el agua, canta el río, el coyuyo y el
crespín (el crespín va rompiendo el silencio sobre amargos senderos de sal
-Salavina-zamba) así cantaba un paisano por
los pagos de Mailín. (Mi chacarerita mota si me habrás visto “machao”, cuando
el diablo anda en el vino por Mailín y Sumamao. Cuando el diablo anda en el
vino-chacarera).
Canta el agua en las acequias el otrora
fresco y arbolado paseo, sacude la memoria de los que peinan canas . Y también
amaga una lágrima furtiva escaparse ante el inevitable cotejo entre pasado y
presente. La acequia de la avenida Belgrano fue una sorprendente obra de
ingeniería que dio origen a la agricultura de riego. Nuestra “acequia
principal”, como se la llamó primitivamente por ser única y la de mayor caudal,
al servicio de “chacras y sementeras”, fue centro de interés económico,
político, social y religioso de la ciudad, desde los albores de su existencia.
Según relata la historiadora Sara Díaz de Raed, en su libro “Monumentos y
Lugares Históricos de Santiago del Estero”,
Adalberto Mario Raúl
Arnedo Gallo, fallecio el 22 de noviembre de 2.001 a los 83 años.-
Julián y Benicio Diaz, Sofanor Díaz, Luis Billaud en el bombo y Mario Arnedo Gallo en el piano |